Osteopatía Visceral
Osteopatía Visceral
Las primeras técnicas manipulativas modernas se atribuyen al sueco Thure Brandt en el siglo XIX, para el tratamiento de órganos abdominales y genitales.
Staffer aportó técnicas interesantes en el abordaje visceral.
En la misma época, el médico Glenard, desarrolla un test de diagnóstico para trastornos viscerales, así como los ejes de movimiento en relación con las superficies de contacto que comparten.
Posteriormente, pero apenas fue ayer, en los ochenta, el osteópata Jean Pierre Barral junto con Mercier integra la Osteopatía Visceral a la práctica global osteopática.
Barral es quién realmente establece principios fisiológicos claros, ejes de movimiento estudiados clínicamente, y desarrolla la manipulación visceral a través del denominado movimiento de Motilidad. La escuela osteopática francesa, es la que más ha investigado y desarrollado el trabajo visceral, y donde se ha integrado de una forma más profunda la Osteopatía Visceral al trabajo osteopático. Y aunque reciente, la aportación de Barral, ha sido una de las mayores en las últimas décadas de la Osteopatía y ha influido en la praxis de muchos de nosotros de una forma importantísima.
Otras aportaciones muy importantes han sido las propias de Upledger y su desarrollo de los sistemas de escucha viscerales, la aportación de los reflejos neurolinfáticos de Chapman, puntos de estimulación visceral a través del sistema neurolinfático, las cadenas musculares de Busquet, donde nos comunica cadenas estructurales con órganos, el sistema fascial visceral de Finet y Williame o el trabajo vascular y su acción sobre la víscera de Kuchera. Sin olvidar al propio Still !!!, que ya en su época nos hablaba de la importancia de las vísceras y sus sistemas de fijación, de la fascia visceral, de los epiplones y los mesos, y con su completo conocimiento anatómico, nos daba el estudio de la continuidad del cuerpo humano.
En Osteopatía Visceral distinguimos entre movilidad visceral, la cual responde a un movimiento voluntario, originado por la musculatura estriada y dirigido por el SNC, y a otro involuntario originado por el impulso diafragmático, el movimiento cardíaco y los peristaltismos. Y tenemos luego la motilidad visceral, movimiento inherente de cada órgano, diferente para cada uno en ejes y amplitud, el cual se atribuye entre otras teorías a la época embrionaria y a la memoria celular que tiene impregnada los movimientos de crecimiento y adaptación que se producen en esa época.
El osteópata actúa sobre la movilidad visceral, directamente mediante estiramientos y manipulaciones viscerales, y también devuelve el ritmo y amplitud óptimos al movimiento de Motilidad. La integración de estos conceptos a la práctica osteopática craneal y estructural es básica para dar un aporte realmente holístico.
Para Barral, muchas disfunciones de tipo locomotor o propiamente del sistema fisiológico tienen su causa en restricciones de la movilidad de la articulación visceral, adherencias y fijaciones articulares viscerales, el llamado visceroespasmo, es decir, un espasmo de la musculatura lisa de la víscera, por ptosis o caída de la víscera debido a un defecto de los sistemas de anclaje visceral y otros sistemas que intercomunican con el sistema aponeurótico interno. La víscera está “atada” a vértebras, a otras vísceras, apoyada en músculos, separada por fascias, etc. La víscera forma parte del sistema estructural del individuo. Es una articulación más. Forma parte del principio de Still, “la estructura gobierna la función.”
Por otro lado, podemos hacer una analogía entre la amplitud del movimiento de Motilidad y el estado energético del mismo, acercándonos así, de una forma interesante a las ideas de la Medicina Tradicional China, en su concepción milenaria de los orígenes de la enfermedad. El trabajo sobre la Motilidad visceral requiere por parte del osteópata una profunda y clara visión anatómica, pero sobretodo una capacidad de estar y acompañar a los tejidos, donde a través de ellos será posible interactuar en otros campos de la persona, como el químico, el emocional y el energético.
El sistema nervioso autónomo
Controla la movilidad visceral actuando sobre el ciclo cardíaco, el ritmo respiratorio y el peristaltismo. El sistema vegetativo es regulado por el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino.
El diafragma como motor de bombeo sobre órganos y vísceras, separa la cavidad torácica de la abdominal, con sus respectivas presiones, manteniendo el efecto turgor de las vísceras.
Los 24.000 movimientos al día del diafragma no son nada desdeñables, considerando que cualquier pequeña alteración en su funcionalidad a lo largo de los años, crea una suma lesional importante. El diafragma tracciona a los pulmones , el mediastino y las vísceras.
Dice Still:
“Quisiera llamar la atención sobre el hecho de que el diafragma puede perturbar y retener el paso de la sangre y producir con ese estancamiento determinados cambios, desde el primer germen de muerte hasta lo más acabado, así como también, el cáncer de bocio, el engrosamiento glandular del cuello, de las fascias y de todas las sustancias que se encuentran por encima del diafragma”.